Boletín digital informativo sobre género y discapacidad
XX Conversatorio
En el marco de la celebración del XX Conversatorio organizado por la Fundación CERMI Mujeres en colaboración con la agencia de noticias Servimedia
CERMI Mujeres debate en torno a la futura Ley Orgánica Integral contra la Trata y la Explotación de seres humanos
Durante el conversatorio se ha puesto de manifiesto que existe una demanda de mujeres con discapacidad por parte de los compradores de sexo y que precisamente su situación de vulnerabilidad se muestra como un factor de atracción para ser explotada con fines sexuales.
La Fundación CERMI Mujeres (FCM) ha debatido en torno a la futura Ley orgánica integral contra la Trata y la Explotación de seres humanos en la que se ha señalado que la ley necesita explicitar y mejorar la perspectiva de género, y una perspectiva interseccional que complemente todos los ejes de discriminación. En concreto, que esta ley recoja y represente a las mujeres y niñas con discapacidad como grupo especialmente vulnerable para ser víctimas de trata con fines de explotación sexual.
Así se ha manifestado durante el XX Conversatorio organizado por la FCM en colaboración con la agencia de noticias Servimedia desarrollado de forma virtual. El encuentro, moderado y dinamizado por el director general de Servimedia, José Manuel González Huesa, ha contado con la participación de la técnica de proyectos sociales de la Asociación para la Prevención, reinserción y atención a la mujer prostituida APRAMP, Ana Delgado; la directora de feminicidio.net, Graciela Atencio; la coordinadora de sensibilización e incidencia de proyecto Esperanza, Marta González; y la vocal de proyectos de explotación sexual en médicos del Mundo Madrid, Andrés Vergara.
En primer lugar, Ana Delgado ha señalado que “echamos en falta una mayor presencia de las supervivientes víctimas de trata en todo el marco normativo de la ley, un papel más relevante como asesoras y consultoras” y ha añadido
que “también es importante tener en cuenta que, en el caso de las mujeres con discapacidad, desgraciadamente, su situación de vulnerabilidad se suma como un factor de atracción que favorece ser explotada, para el demandante del servicio de las víctimas”.
Por su parte, Graciela Atencio ha definido cuáles son las políticas públicas que se deben implementar para la prevención y detección de las mujeres con discapacidad en riesgo de trata con fines de explotación sexual. En este punto, Gracia apuesta por “atacar la demanda y crear campañas dirigidas tanto a las instituciones como a la sociedad en general”.
Además, ante la pregunta de si existe una demanda de mujeres con discapacidad por parte de los compradores de sexo, Graciela Atencio ha afirmado que “sí hay casos en prostíbulos en los que incluyen mujeres con discapacidad y es una demanda especifica de los compradores de sexo”.
A continuación, Marta González ha señalado algunos aspectos a mejorar del anteproyecto de Ley, poniendo también de relieve las claves positivas de la ley. “Es una ley integral en varios sentidos porque aborda la prevención, sensibilización y la detención de las víctimas además del acceso a derechos. Sin embargo, la falta de identificación de las víctimas es un problema porque impide el acceso a la protección y a los apoyos”.
Para Marta González “es fundamental reforzar la ley para que tenga un abordaje interseccional y que cada persona sea atendida de una manera individualizada en aquello que necesita. Tener un proceso de recuperación integral, es importante” ha aseverado.
Seguidamente, Andres Vergara Ferrer ha reivindicado una mejor definición de la labor y los límites de acción de todas las entidades sociales. Además, coincide con Marta González en la necesidad de identificar a las víctimas no solo desde el punto de vista policial, sino social, para que puedan acceder a servicios como la sanidad, entre otros.
En este conversatorio también se ha debatido sobre la existencia de la figura del asistente sexual para las personas con discapacidad ante lo cual la respuesta ha sido unánime y clara: el sexo no es un derecho y, por lo tanto, no se puede pedir como tal.
En este sentido, han subrayado que este recurso es una forma más de explotación y “una forma aberrante”. “Es una propaganda para legitimizar la explotación sexual en sus distintas formas” han denunciado. Para ello, y según las expertas, lo correcto sería hablar de “relaciones en condiciones sexuales en igualdad y sanas”.