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Generosidad

miércoles, 8 de marzo de 2023Generosidad Nº88 - Marzo 2023

Boletín digital informativo sobre género y discapacidad

Entrevista

Ana Peláez, primera mujer española en presidir un órgano de la ONU

“Me preocupa particularmente la creciente tendencia de la neutralidad en las políticas de igualdad de género”

cermi.es diario entrevista a Ana Peláez Narváez, mujer ciega, procedente de los ámbitos ONCE y CERMI, nombrada presidenta del Comité CEDAW de Naciones Unidas el pasado 6 de febrero. De esta manera, Ana Peláez Narváez logra el hito de ser la primera mujer española en alcanzar la presidencia de un órgano de tratados de Naciones Unidas, tras una vida más que fecunda dedicada enteramente a la lucha por los derechos las mujeres y niñas, en especial con discapacidad.

Ana Peláez, nueva presidenta del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer¿Qué significa para usted este nombramiento?

Ser la presidenta del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas es un verdadero privilegio, un inmenso honor. Pero es también una gran responsabilidad. Una responsabilidad que tiene que ver no solamente con garantizar la efectividad del trabajo del Comité, que fundamentalmente se centra en hacer el seguimiento de la aplicación de esta Convención en todos los países que la han ratificado, que hasta la fecha son 189, sino también en promover los derechos de la mujer y su igualdad efectiva en todas las esferas de la vida ante la comunidad internacional.

Y para llevar a cabo esta tarea, el Comité precisa contar con las entidades de las Naciones Unidas, con las agencias especializadas, con los organismos intergubernamentales y, desde luego, también con la sociedad civil. La sociedad civil, y muy particularmente las organizaciones de mujeres, desempeñan un papel fundamental ante el Comité CEDAW, porque ofrecen información muy valiosa sobre la situación o las situaciones que viven las mujeres en un Estado en un determinado país y en un determinado contexto.

Al asumir la presidencia del Comité CEDAW, asumo también una gran responsabilidad para con las organizaciones de la sociedad civil, y muy especialmente para con las organizaciones de mujeres.

No hay referentes anteriores en cuanto a presidir órganos de tratados internacionales de la ONU por parte de mujeres españolas, aún menos, con discapacidad, ¿cómo valora este hito?

Como una oportunidad para poner al servicio de la comunidad internacional el liderazgo de España en las políticas de igualdad y derechos de las mujeres, por un lado, tomando en consideración, por otro, la participación igualitaria e inclusiva de las mujeres de grupos desfavorecidos en el sistema de toma de decisiones al más alto nivel de la agenda internacional de los derechos humanos de las mujeres.

¿Imaginaba llegar a estas cotas cuando empezó en la luchar por los derechos de las personas con discapacidad?

Ni lo imaginé, ni nunca me lo propuse.

La primera vez que fui a Naciones Unidas fue en 2002. Con motivo de un periodo extraordinario de la Asamblea General de la ONU que se dedicaba íntegramente a los derechos de los niños. Por aquel entonces yo formaba parte del Comité de la Infancia de la Unión Mundial de Ciegos, en representación de la ONCE y estábamos trabajando en un informe sobre la situación de los niños y de las niñas ciegos en todo el mundo, que después salió publicado con el nombre de ‘Niños invisibles’.

Esta conferencia internacional atrajo el interés de la Unión Mundial de Ciegos, quien nos propuso a la Presidenta de este Comité de la Infancia y a mí misma acudir a esta convocatoria. Esa fue la primera vez. Después hubo muchas más veces y muchas más oportunidades. Esas otras vinieron de la mano del CERMI, quien ya estaba implicado en la negociación de una nueva Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad (CRPD, por sus siglas en inglés).

Gracias al trabajo realizado por la Comisión de la Mujer del CERMI y gracias a nuestra incorporación al Comité de Mujeres del Foro Europeo de la Discapacidad, desde España conseguimos que las cuestiones de género y la necesidad de desarrollar e incluir un artículo específico sobre mujeres y niñas con discapacidad en el articulado de la CRPD fueron tenidas en cuenta en la negociación final. Sin buscarlo ni esperarlo, me vi siendo la Vicepresidenta del Comité de las CRPD, me vi siendo el punto focal sobre mujeres y niñas con discapacidad y me vi después candidata para formar parte del Comité para la eliminación de la discriminación contra la mujer, el Comité CEDAW.

Llegar a este segundo comité no fue fácil, la primera vez perdimos por un voto, fue en el año 2016. La segunda, sin embargo, dos años después, en 2018 no tuvo nada que ver, conseguimos quedar en el segundo lugar gracias al apoyo de más de ciento cincuenta y tantos países respaldando esta candidatura. Una vez dentro del Comité CEDAW tampoco las cosas fueron al principio muy fáciles, aunque mis primeros aportes los realicé sobre todo en el ámbito de las mujeres y niñas con discapacidad. Fui tomando poco a poco mayor conciencia de las necesidades que presentaban también otros grupos desfavorecidos de mujeres y niñas. Y comencé a especializarme precisamente en esos temas, en las mujeres mayores, las mujeres migrantes, las mujeres romaníes, las niñas, las adolescentes las mujeres LBTI, etc.

Llegar después a la vicepresidencia del Comité en representación de mi grupo regional WEOG (Grupo de Europa Occidental) y después a la Presidencia del Comité, también han sido posiciones que no he buscado en ningún momento, pero que me demuestran la confianza que tienen mis colegas en el trabajo que realizó cada día.

 

¿Qué respaldos ha tenido para acceder a la presidencia, teniendo en cuanta el hecho de que es una persona con discapacidad?

La condición de ser una mujer con discapacidad no afectó en absoluto para mi elección como presidenta del Comité CEDAW. El criterio que aplica el Comité es un criterio de rotación por grupos geográficos y tuvimos la suerte de que en esta ocasión le tocará al WEOG asumir la presidencia del Comité. Como yo acababa de ser vicepresidenta y, además, era la persona del grupo que llevaba más tiempo después de mi colega, Nicole Ameline, que ya había sido ella presidenta del Comité, fui propuesta para asumir esta responsabilidad. Para ello se hizo una consulta informal con todos los grupos regionales, quienes estuvieron todos de acuerdo. La verdad es que fue una elección muy sencilla, que contó con el respaldo unánime de todas las expertas y del experto del Comité.

Con respecto a la agenda política de la CEDAW, ¿cuáles son los principales desafíos que afronta el órgano bajo su mandato?

El Comité CEDAW tiene por delante importantes desafíos a los que tenemos que hacer frente. En primer lugar, y para mí muy relevante, el negacionismo de la violencia de género contra la mujer que amenaza lo ya logrado en relación con los derechos de las mujeres. El ejemplo más claro es el de Turquía, cuando decidió salirse, el 1 de julio de 2021, del Convenio de Estambul del Consejo de Europa.

El reto de hacer frente al retroceso en el reconocimiento de la salud y de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres como consecuencia del auge de esas narrativas conservadoras, pasando por alto acuerdos internacionales ya alcanzados, como, por ejemplo, los que se lograron en la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing.

Me preocupa también la tendencia que observo en algunos países que estuvieron a la cabeza en la defensa de los derechos de las mujeres, y que poco a poco han ido adoptando en su política pública un enfoque neutro de género que tiene consecuencias trágicas para el logro de la igualdad efectiva de la mujer en todas las áreas de la vida.

El Comité también tiene como desafío en estos próximos años sacar adelante dos recomendaciones generales. Una, la primera de ellas, cuyos trabajos ya están bastante avanzados, podría decir yo, que se refiere a la representación igualitaria e inclusiva de las mujeres en la toma de decisiones. La segunda de ellas, que está todavía en proceso de definición, se centrará en los estereotipos de género.

Con respecto a mujer, paz y seguridad, desde el Comité estamos trabajando en el seguimiento de la situación de las mujeres y de las niñas en Afganistán, a través de un informe excepcional y el seguimiento de la situación de las mujeres y de las niñas en Ucrania. Todo ello sin perjuicio de los trabajos del Comité con respecto al artículo 8 del Protocolo Facultativo de la CEDAW.

También será un desafío implementar la reforma en curso del sistema de órganos creados en virtud de Tratados de Derechos Humanos, que implicará trabajar sobre un calendario predictivo para el seguimiento de la aplicación de las distintas Convenciones de Derechos Humanos de Naciones Unidas a los Estados Partes de 8 años, en lugar de 4. Una de las cuestiones que se pretende solventar con esta reforma, es hacer frente al retraso que vienen acumulando los órganos de Tratados de Derechos Humanos con respecto a la revisión y el seguimiento de la aplicación de sus respectivas Convenciones por parte de los diferentes países.

Estos son algunos desafíos que tenemos por delante y a los que espero hacer frente de forma efectiva en mi mandato como presidenta del Comité CEDAW.

La CEDAW es un tratado internacional que adoptó la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1979. En 2024 se cumplirán 45 años de la adopción y se producirá bajo su mandato, ¿qué relevancia otorga a este hecho?

Efectivamente, el 45 aniversario de la adopción por la Asamblea General de las Naciones Unidas de la Convención para la Eliminación de Todas las Formas la Discriminación contra la Mujer es un hito relevante que pone el foco en los escasos países que todavía no la han ratificado; entre ellos, Estados Unidos e Irán, o en los países que, pese a hacerlo, están lejos de implementarla adecuadamente.

Este año y el que viene, coincidiendo con mi mandato como presidenta del Comité CEDAW, tendremos ocasión de conmemorar otros aniversarios y momentos importantes para las mujeres. Así, por ejemplo, en 2023 se conmemora el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un momento único que nos permitirá hacer balance sobre qué evolución han tenido esos derechos para las mujeres y niñas de todo el mundo.

En 2024, tendrá lugar la Cumbre del Futuro de Naciones Unidas, que tiene como propósito reforzar las estructuras de gobernanza global y de la ONU para abordar mejor los desafíos anteriores y los nuevos, y formular un Pacto para el Futuro que ayudaría a promover los ODS para 2030, bajo el tema “Soluciones multilaterales para un mañana mejor”. Si queremos lograr los ODS y reconducirlos antes de que sea demasiado tarde, será hora, entonces, de compartir el poder y asegurar la paridad de género en los sistemas de toma de decisiones, incluyendo a los grupos más desfavorecidos de mujeres; hora de pasar de una imagen estereotipada de “mujeres víctimas” a “lideresas del cambio”.

¿Qué peso específico tienen las mujeres y niñas con discapacidad, tanto como temática, como con presencia de miembros en la CEDAW?

Desde sus primeros momentos, el comité CEDAW ha prestado una particular atención a las mujeres de grupos desfavorecidos, entre los que están las mujeres y niñas con discapacidad. Su Recomendación General numero 18 sobre “mujeres discapacitadas”, de 1991; su consideración en las Observaciones Finales a los estados parte examinados; las referencias a estas mujeres y niñas en las recomendaciones generales del Comité, y la jurisprudencia del mismo en virtud del artículo 2 del Protocolo Facultativo de la CEDAW dan buena cuenta de ello.

La declaración conjunta del Comité CRPD y el Comité CEDAW de 2018 sobre la salud y los derechos sexuales y reproductivos de todas las mujeres, en particular de las mujeres con discapacidad, y mi incorporación al Comité en 2019 como experta con discapacidad, han sido dos momentos de inflexión que han marcado una nueva tendencia, mucho más afín con los principios y mandatos de la CRPD.

Quisiera, también, aprovechar esta oportunidad para agradecer a la Alianza Internacional de la Discapacidad y a la Fundación CERMI Mujeres por haber ofrecido el año pasado y este, respectivamente, el servicio de subtitulación y de interpretación a la lengua de signos internacional para las reuniones del Comité con las ONG y con las instituciones nacionales de derechos humanos. Sin embargo, la Asamblea General de Naciones Unidas debería garantizar la plena accesibilidad en el sistema de la ONU y, muy particularmente, para los órganos de tratados de derechos humanos.

¿Tiene retos específicos en este sentido?

El reconocimiento sin fisuras de la igualdad como persona ante la ley; la garantía del apoyo en la toma de decisiones; el acceso efectivo a la justicia, incluso para mujeres incapacitadas legalmente o para mujeres institucionalizadas, entre otras; la lucha por la erradicación de prácticas nocivas (como las esterilizaciones no consentidas, los embarazos forzados, los abortos coercitivos, y otros tratamiento involuntarios) y la rehabilitación  y reparación de las víctimas; la garantía del ejercicio del derecho a la custodia de hijos e hijas con los apoyos que se requieran para ello y, desde luego, la eliminación de la violencia contra las mujeres y niñas son algunos de ellos. Es necesario que el Comité CEDAW actualice su Recomendación General número 18.

Quiero hacer un llamamiento general a la sociedad civil, especialmente a las organizaciones de mujeres y niñas con discapacidad, para que proporcionen información específica sobre su situación en los países que van a ser objeto de examen por el Comité CEDAW. Esta contribución será fundamental para avanzar en el pleno reconocimiento de los derechos humanos y libertades fundamentales de las mujeres y niñas con discapacidad de todo el mundo.

 

Ahondando en la diversidad de las mujeres, ¿cuán importante es un elemento como la interseccionalidad dentro de la CEDAW?

La interseccionalidad es un elemento fundamental para el trabajo del Comité CEDAW. Como he comentado, los grupos desfavorecidos de mujeres (entre ellos las mujeres rurales; las mujeres mayores; las mujeres LBTI; las mujeres migrantes, refugiadas y solicitantes de asilo; las mujeres detenidas y las mujeres defensoras de derechos humanos; las mujeres indígenas y romaníes; las trabajadoras domésticas; las madres solteras; las mujeres pobres; y, por supuesto también las mujeres y niñas con discapacidad, entre otras) son tenidas en cuenta transversalmente y de forma específica en las observaciones finales del Comité a los países examinados. Sin embargo, en términos generales, se observa cierta reticencia a la adopción de medidas especiales de carácter temporal para la atención efectiva a tales grupos desfavorecidos de mujeres. Me preocupa particularmente la creciente tendencia de la neutralidad en las políticas de igualdad de género, lo que ocasiona un retroceso claro en los derechos de las mujeres.

 

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